A 40 años de la guerra más injusta de la historia argentina

El 2 de abril de 1982 se inició una de las guerras más injustas de la historia argentina, cuando el país estaba comandado por Leopoldo Fortunato Galtieri, miembro de la Junta Militar. Se trata de la guerra de Malvinas, que dejó un saldo de más de mil muertes, además de efectos económicos, sociales y diplomáticos.


En las escuelas, los niños jugaban a la guerra, argentinos contra ingleses, eufóricos. «Ya estamos ganando», se leía en la propaganda oficial. La frase, parte de la campaña interna del Gobierno militar argentino (1976-1983), buscaba mantener el entusiasmo de la opinión pública en el territorio del país sudamericano, mientras en las islas, en el frío Océano Atlántico, se aproximaba la derrota.

En las casas, en los bares, en las calles, no había solo ilusión infantil o ingenuidad adulta. Si bien muchos mayores replicaban la lógica del juego de guerra y el triunfalismo bélico alimentado por la desinformación, otros tantos sabían o intuían que esa guerra era una empresa destinada al fracaso.


La mecha del conflicto –uno que tenía más de un siglo de precocción– se encendió el 2 de abril de 1982, cuando la junta militar que gobernaba Argentina anunció que había recuperado la soberanía sobre las Islas Malvinas (Falklands, en inglés), a unos 500 kilómetros del territorio continental argentino, y las más lejanas islas Georgias y Sandwich del Sur.

Del desembarco del 2 de abril a la rendición del 14 de junio de 1982, del dramático hundimiento del Crucero Belgrano a las feroces batallas aéreas de nuestros aviadores, de los combates más sangrientos hasta los agónicos minutos finales antes del cese el fuego de una guerra que dejó 649 muertos argentinos y 255 británicos.

Los jóvenes soldados de Malvinas


El frente de batalla argentino estaba colmado de jóvenes de apenas 18, 19 y 20 años (en su mayoría), con una instrucción muy mínima para enfrentar la situación y sin el equipamiento necesario, cosas que dejaba al Ejército Argentino en una postura inferior al británico.

Si bien los medios de comunicación, maniobrados por el Gobierno, informaban en aquellos momentos que la Argentina estaba ganando la guerra y parte de la sociedad salía a las plazas del país a festejarlo.

El 14 de junio de 1982, Argentina se rindió y notificó el fin de la guerra con la muerte de 649 soldados. A ese número se sumaron al menos otros 450, que se suicidaron por las secuelas psicológicas y físicas. Durante años no hubo ningún reconocimiento, amparo o beneficio para los veteranos; muchos incluso perdieron todo al volver.

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