El senador colombiano y precandidato presidencial falleció este lunes a los 38 años. Había sido baleado en un atentado durante un acto de campaña en Bogotá en junio pasado.
Este lunes se confirmó el fallecimiento de Miguel Uribe Turbay, senador colombiano de 38 años y uno de los nombres en carrera hacia la presidencia del país. El dirigente político murió tras más de dos meses de lucha por su vida luego de sufrir un atentado a balazos el pasado 7 de junio, mientras participaba en un acto de campaña en el barrio Modelia, en el occidente de Bogotá.
Uribe Turbay recibió tres impactos de bala, dos de ellos en la cabeza, disparados a corta distancia por un adolescente de 14 años que se encontraba entre el público. El ataque ocurrió mientras el senador se dirigía a sus simpatizantes hablando sobre salud mental, uno de los ejes centrales de su agenda política.
Tras el atentado, fue trasladado de urgencia a la Clínica Medicentro y luego derivado a la Fundación Santa Fe, donde permaneció en estado crítico hasta su fallecimiento.
La noticia fue confirmada por su esposa, María Claudia Tarazona, a través de un emotivo mensaje en redes sociales:
«Gracias por una vida llena de amor, por ser el mejor papá. Espérame, que cuando cumpla mi promesa con nuestros hijos, iré a buscarte y tendremos nuestra segunda oportunidad.»
Uribe Turbay era nieto del expresidente colombiano Julio César Turbay y parte de una influyente familia en la política nacional.
La Fiscalía General de la Nación informó que ya son seis los implicados judicializados por el atentado. El último detenido, un hombre de 30 años con antecedentes por porte ilegal de armas y hurto calificado, habría participado en la logística del ataque y fue señalado como quien ayudó a escapar al menor autor de los disparos.
El adolescente, por su parte, enfrenta un proceso penal en el sistema de justicia juvenil y se espera que en los próximos días se lleve a cabo la audiencia de formulación de acusación.
El caso sacudió a la opinión pública colombiana y reavivó el debate sobre la seguridad de los líderes políticos en campaña, en un país donde la violencia política ha dejado una marca profunda en su historia reciente.