Secuestro y silencio El caso Raquel Gómez, la otra tragedia de Recreo en diciembre de 1995

El mes de diciembre de 1995 marcó a Recreo para siempre. La conocida Masacre de Recreo sacudió al pueblo cuando un presidiario fugado de la Cárcel de Las Flores ingresó a una vivienda del Hipotecario Sur y asesinó a Nélida Susana Toledo —embarazada de siete meses— y a sus hijos Alberto (11), Daniel (10), Sebastián (8) y Cristian (1 año y medio).
Solo sobrevivió la hija mayor, de 14 años.


Pero ese mismo diciembre ocurrió otro hecho desgarrador, del que casi no se habla: la desaparición y asesinato de Raquel Gómez, de 22 años.

Raquel salió de su casa alrededor de las 7 de la mañana. Vivía en calle 30 de Abril, entre Ruta 11 y avenida Ignacio Crespo. Ese día iba caminando hacia una vivienda donde hacía trabajos de limpieza, pero nunca llegó.


Según el testimonio de un vecino, un auto se detuvo en una esquina cercana a Simón de Iriondo, abrieron la puerta y la subieron por la fuerza tras escuchar sus gritos.

La familia denunció inmediatamente su desaparición, pero además comenzó a recibir amenazas. Con escasos recursos, la buscaron como pudieron. No hubo operativos ni avances concretos; eran otros tiempos, sin medios que acompañaran los casos y con una policía que, según recuerdan muchos vecinos, no actuó.


El 24 de diciembre, el cuerpo de una mujer en avanzado estado de descomposición fue hallado en el río Salado. Era Raquel. Estaba embarazada, pero el bebé no estaba. Las versiones populares hablan de una cesárea forzada y de que la criatura habría sido abandonada luego frente a la casa de la familia.

Esta mañana, Radio Power Max habló con la dueña de la vivienda donde Raquel debía llegar a trabajar ese día. Contó que la joven nunca apareció y recordó la angustia de aquellas horas, cuando comenzaron a saberse los primeros datos de su desaparición.

La radio también dialogó con un familiar —que pidió reserva— quien confirmó que la hija de Raquel vive hoy junto a sus abuelos en un pueblo de la provincia de Santa Fe.

El caso quedó en el olvido: sin detenidos, sin una investigación profunda y sin justicia. En Recreo, muchos siempre vincularon aquella desaparición con redes de explotación y hasta con los hechos ocurridos días después, la masacre que marcó para siempre aquel diciembre de 1995.

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