Los dos eran niños que tenían toda una vida por vivir. Uno murió en 2007, el otro en 2019. Ambos casos no han tenido una resolución de la justicia.
Hay dos casos que paralizaron a toda la ciudad de Recreo. Los dos eran unos niños que murieron y no se supo realmente que sucedió.
Lisandro Alfredo Zuliani tenía 6 años, se domicilia en el barrio Parque de Recreo.
Cerca de las 18 horas del martes 17 de abril de 2007, Lisandro había sido llevado hasta la ruta en el camión de su padre, quien emprendía uno de sus habituales viajes hasta la provincia de Buenos Aires. Una vez que el papá partió, el chico caminó las cinco cuadras hasta su casa donde se encontró con su mamá a quien le pidió algunas monedas, dado que tenía pensado ir a pescar un rato junto a unos amigos.
Al caer la noche, la mujer comenzó a preocuparse dado que el chico no retornó a su casa, y acudió a los domicilios de todos los amigos del niño, donde confirmó la falta de noticias de su paradero.
Para esta altura, la Policía ya había sido puesta al tanto del asunto, mediante el correspondiente pedido de paradero que hizo base en Recreo y que luego se difundió hacia el resto de las comisarías de la región.
Con las primeras luces del miércoles, las autoridades dispusieron intensificar las tareas de búsqueda, por lo que se produjo el arribo de personal de la sección Perros, Buzos Tácticos y otras secciones especializadas para que se sumen a los trabajos. Los uniformados rastrillaron gran parte de la jurisdicción en una labor que incluyó prácticamente recorrer casa por casa, para ver si se encontraba alguna pista.
La mamá del chico, Roxana Miranda, sostuvo que Lisandro no es un niño que alguna vez se haya ausentado de su casa sin aviso. “Todo lo contrario, siempre me tenía al tanto de todos sus movimientos. Si iba a casa de algún amigo o se iba a jugar a la pelota, por ejemplo”, afirmó.
A pocas horas de haberse encontrado el cuerpo del menor en las aguas del río Salado, a la altura del puente de la autopista Santa fe Rosario, la policía logró la detención de cuatro personas que, con el correr de los días quedaron en libertad por no contar con pruebas que los vincularan al caso.
Mientras tanto los vecinos que no alientan otra expectativa saben que el cuerpo sin vida del infortunado Lisandro nunca pudo llegar al sitio donde fue encontrado sin que mediara la acción de terceros.
La ausencia de lesiones en el cuerpo de la víctima no alcanza para explicar la misteriosa desaparición del pequeño Lisandro a fines de abril de 2007, de tal modo que, hasta el momento, nadie puede entender que el chico se ahogara pescando mojarritas.
Debieron pasar 12 años para que la ciudad vuelva a ser noticia por un hecho que involucra a otra criatura.
El 3 de julio de 2019, luego de salir de la escuela e ir a una canchita de fútbol con amigos no se supo más nada de Diego Román, aquel “vecinito” de barrio Mocoví que todos los conocían como un pibe muy educado.
La ciudad montó una búsqueda masiva y el resultado fue el menos deseado: su cuerpito en un campo cercano a la canchita de fútbol.
Marchas en la ciudad, reuniones en Fiscalía, cortes de ruta. Los recreínos quieren justicia. Buscan que el o los asesinos estén tras las rejas.
Las autoridades aún no lograron dar una resolución favorable a los casos y la ciudad guarda un profundo dolor por dos criaturas donde aún no se hizo justicia.
