Balearon la casa del padre de Juan Carlos Vienna, el juez que procesó y encarceló a “Los Monos”

Un día después de que la vivienda donde vive la ex esposa del juez Juan Carlos Vienna fuera baleada por autores desconocidos en Buenos Aires y pasaje Iwanowski, anoche pasadas las 21.30 un auto pasó a toda velocidad por Laprida y pasaje Casablanca, a sólo cuatro cuadras del primer domicilio, y desde su interior alguien disparó siete veces sobre la casa de “Tito”, el padre del magistrado que investigó y procesó a los integrantes de la banda de Los Monos.

Fueron al menos siete disparos, cinco de los cuales dieron en la propiedad que la familia Vienna ocupa hace más de 50 años y otros dos en una vivienda vecina. Don “Tito”, que tiene 83 años y es viudo, vive junto a una dama de compañía y se llama igual que su hijo. El anciano resultó ileso aunque uno de los proyectiles perforó una ventana e ingresó a su casa.


Oficialmente ningún funcionario quiso decir nada apenas transcurrido el episodio que a todas luces es parte de una seguidilla de ataques contra los jueces y magistrados que participaron activamente en la investigación y juzgamiento de la banda de Los Monos.

Dos secuencias

“Escuchamos siete tiros en dos secuencias. La primera fue de cinco y la segunda de dos. No sabemos si fue una moto o un auto desde donde dispararon, no escuchamos ningún motor raro”, contó un vecino que tras las estampidas salió a la puerta de su vivienda.

De los siete tiros disparados cuatro dieron en el frente de la casa paterna de Vienna y uno más perforó la ventana del comedor e ingresó a la casa. “Tito estaba viendo televisión, salió a la puerta y estaba pálido”, contó una vecina que vive en la cuadra y también se asomó sorprendida a ver qué había pasado.

Esos disparos corresponden a lo que sería la primer secuencia. En la segunda casi se cuenta una víctima fatal. Un vecino de Juan Carlos “Tito” Vienna estaba en la puerta de su casa estacionando su moto y le dispararon dos veces. “No sé que auto era, no pude ver bien. Lo que sí es que venía por Laprida y se detuvo para tirar en la casa del padre del juez. Después arrancó fuerte, pero cuando me vio paró, me apuntó y gatilló dos veces. Yo me tiré al piso detrás de la moto”, dijo el joven aún asustado.

Los dos tiros quedaron uno en la pared y otro dibujó una circunferencia perfecta en la puerta de chapa de su casa. “¿Se te frunció todo eh?”, le dijo un vecino mientras el chico trataba de tranquilizarce y contaba la corta historia.

Según trascendió, las balas calibre 9 milímetros fueron disparadas por al menos dos hombres desde un auto que, para algunos testigos era un Ford Focus blanco y para otros un Peugeot 208. Ni en la casa familiar del juez ni en las casas vecinas se observaban a simple vista cámaras de vigilancia que pudieran ayudar a identificar ese vehículo o a los tiradores.

Demudados

En medio de un barrio conmovido, minutos antes de las 22 llegaron a la casa paterna del juez Vienna el ministro de Seguridad santafesino, Maximiliano Pullaro, acompañado por el Fiscal General de la provincia, Jorge Baclini. Ambos tenían sus rostros demudados.

El propio juez Vienna había arribado poco antes advertido por su padre de lo que había pasado y salió a recibirlos. Se quedaron unos minutos en la puerta mientras el juez hacía ademanes y mostraba los agujeros en la pared a los funcionarios. Luego entraron y permanecieron en la vivienda al menos una hora.

Al salir del lugar, Pullaro se manifestó “sumamente preocupado por lo ocurrido hoy y en las dos ocasiones anteriores”, y dijo que dispuso “custodia permanente para todos los funcionarios que actuaron antes y durante el juicio a Los Monos como para sus familiares si es que éstos lo piden”.

No obstante, a lo largo del día y al igual que los representantes del Ministerio Público Fiscal, había intentado bajarle el tenor al atentado que un día antes se había cometido contra la vivienda de la ex esposa de Vienna, en Buenos Aires al 3900, hecho del cual también fue víctima un vecino cuya propiedad fue rociada por los tiros.

Sobre ese episodio, la hipótesis que manejaban era la del ataque “a dos personas que pasaron caminando por el lugar y cuya identidad se iba a tratar” (ver aparte). La realidad dio de bruces con ese discurso.

 

Fuente: La Capital


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