El papa Francisco proclamó santo al argentino Artémides Zatti

El enfermero nacido en Italia es el tercer canonizado argentino y el primero laico, ya que fue coadjutor de los salesianos.


Artémides Zatti fue un ejemplo vivo de gratitud. Curado de la tuberculosis, dedicó toda su vida a saciar las necesidades de los demás, a cuidar a los enfermos con amor y ternura. Se dice que lo vieron cargarse sobre la espalda el cadáver de uno de sus pacientes. Lleno de gratitud por lo que había recibido, quiso manifestar su acción de gracias asumiendo las heridas de los demás”, elogió Francisco durante su homilía.

Fue canonizado hoy junto con Giovanni Battista Scalabrini (1939-1905), obispo de Piacenza y fundador de la Congregación de los Misioneros de San Carlo, que se convertirá en el patrón de los migrantes.


El papa pidió rezar para que estos dos santos “nos ayuden a caminar juntos, sin muros de división; y a cultivar esa nobleza de espíritu tan agradable a Dios que es la gratitud”.

En su homilía, el pontífice también llamó a “incluir siempre”, “tanto en la Iglesia como en la sociedad, todavía marcada por tantas desigualdades y marginaciones”.


La ceremonia comenzó con el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Marcello Semeraro, que acompañado de los postuladores de las causas, presentó a Francisco la petición de canonización y leyó una pequeña biografía de cada uno.

Artémides Zatti

Nació el 12 de octubre de 1880 en Boretto (Italia) y murió el 15 de marzo de 1951 en Viedma (Argentina), donde emigró cuando tenía 17 años con sus padres y sus 7 hermanos, es el tercer santo argentino y el primero laico, ya que fue coadjutor de los salesianos.

Para atender a los enfermos en su domicilio recorría la ciudad en bicicleta e, incluso, cruzaba Río Negro para llegar a Patagones. Vestido con la bata y llevando el maletín con medicinas e instrumentos, sostenía el manillar con una mano y con la otra desgranaba las cuentas del rosario”.

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