El papa León XIV, primer pontífice norteamericano de la historia, presidió su primera misa ante los cardenales y les dijo que “ustedes me han llamado a llevar la cruz y a ser bendecido”, además de pedir su ayuda para difundir la fe católica.
“Jesús nos mostró un modelo de humanidad santa que todos podemos imitar”, expresó y remarcó que “Dios, al llamarme a través del voto de ustedes (los cardenales), me confía este tesoro a mí para que, con su ayuda, sea un fiel administrador”.
Luego sostuvo que la falta de fe lleva consigo muchas heridas que acarrean a la sociedad y mencionó a su predecesor. “Como muchas veces nos ha enseñado el papa Francisco, estamos llamados a dar testimonio de la fe gozosa en Jesús salvador”, remarcó.
Por último, León XIV manifestó: “No faltan tampoco los contextos en los que Jesús, aunque apreciado como hombre, es reducido solamente a una especie de líder carismático o a un superhombre. Y esto no solo entre los no creyentes, sino incluso entre muchos bautizados, que de ese modo terminan viviendo, en este ámbito, un ateísmo de hecho”.