En el día mundial del radioaficionado Power Max dialogó con José Murano. Gracias a la pasión de Murano la ciudad de Recreo se convertirá en «un corazón» para los fanáticos de las comunicaciones.
Ayer viernes fue el día de los radioaficionados y desde Power Max quisimos comentarles que es ser un radioaficionado. Si uno lo busca en Google dice: «Un radioaficionado es una persona que realiza actividades de radiotecnia con fines personales y no lucrativos. Para ser radioaficionado, se debe obtener la licencia correspondiente y cumplir con ciertos requisitos».
Para quienes lo son es mucho más que eso. Es una pasión por la comunicación. Actualmente en el mundo, un mundo que avanzó en tecnología de comunicación, hay al menos 3 millones de personas que a diario se comunican con todo el planeta. Los equipos y antenas que tienen les permiten no tener limites, posiblemente sea uno de los elementos más fuertes del hobby.
¿Qué son todas esas antenas que se ven desde circunvalación oeste?
José Murano es uno de ellos. En su casa de Santa Fe hace años montó su propio lugar para hablar con colegas. Recientemente adquirió un terreno en el barrio Las Mercedes de Recreo y montó varias torres donde piensa instalar antenas en cada uno de los soportes. Lo que le va a permitir tener un lugar casi único en la región para comunicación con el mundo.
La idea de Murano es compartir, algo propio del radioaficionado. Se realizarán encuentros entre colegas donde podrán pasar horas y hasta días en el predio realizando comunicaciones con toda la Argentina, América y otros continentes del planeta, si desde Recreo al mundo.
Radioaficionados en momentos de emergencia de la Argentina
En 1977 ocurrió un devastador terremoto en la provincia de San Juan, conocido como «el terremoto de Caucete». En esa época no había celulares y las comunicaciones por tierra se cortaron. Los radioaficionados montón antenas e instalaron equipos y se comunicaban con la capital provincial y con Buenos Aires en tiempo real para pedir ayuda. Además entre ellos hacían puentes de comunicación para que la emergencia se conozca en la población y llegue la ayuda.
Otro ejemplo fue el tornado de San Justo, fue en el año 1973. Por aquel entonces, el radioaficionado José Barreto en inmediaciones de la plaza montó su antena y equipos y con baterías logró hacerlo funcionar. Se comunicó de inmediato con la casa de gobierno de Santa Fe, lugar donde también había antenas para radioaficionados, con esa comunicación logró decirles como quedó la ciudad de San Justo y la necesidad que envíen todas las ambulancias y ayuda de inmediato. Desde Santa Fe aún no sabían que importante había sido el fenómeno. La estación de radio quedó instalada por varios días y fue el «ida y vuelta» entre el Cullen y San Justo.
En el año 1983, cayó el puente Colgante. Los radioaficionados fueron clave para comunicar la capital provincial con la zona costera.
Las tecnologías hoy nos ofrecen miles de variantes para estar comunicados, pero depende en su mayoría de una sola: la antena de celular. Ante emergencias la opción que no falla es la de los radioaficionados, una tecnología análoga, pero segura.