Un devastador ataque terrorista sacudió este viernes la sala de conciertos Crocus City Hall, en Krasnogorsk, una ciudad a las afueras de Moscú. Según el balance preliminar del Comité de Investigación de la Federación Rusa, al menos 143 personas perdieron la vida en este horrendo acto, aunque se teme que la cifra pueda aumentar.
El ataque, perpetrado por presuntos combatientes del Estado Islámico, causó pánico y caos entre los asistentes al concierto del grupo Piknik, quienes se vieron obligados a huir del lugar en medio de la confusión y el humo negro que se alzaba desde el edificio. Se informó que aproximadamente un tercio del recinto quedó envuelto en llamas, aunque el incendio ya fue controlado por los bomberos.
Videos compartidos en redes sociales muestran el momento en que cuatro individuos armados irrumpen en la sala y abren fuego indiscriminadamente contra la multitud con fusiles de asalto Kalashnikov. La escena se torna aún más desgarradora con imágenes de cuerpos yaciendo en el suelo entre charcos de sangre.
El grupo terrorista Estado Islámico, a través de su agencia de propaganda Amaq en Telegram, se adjudicó la responsabilidad del ataque, describiéndolo como un acto dirigido contra una «gran agrupación de cristianos». Las autoridades rusas han arrestado a once personas en relación con este ataque y continúan la búsqueda de otros posibles perpetradores.
Testimonios de testigos describen momentos de terror y confusión dentro del recinto. Dave Primov, presente en el concierto, relató que «apenas minutos antes de que comenzara la actuación, se escucharon disparos que inicialmente se confundieron con fuegos artificiales». La multitud entró en pánico cuando se percataron de la gravedad de la situación y los disparos se intensificaron.
La evacuación del lugar fue caótica, pero las autoridades lograron rescatar a cientos de personas, tanto por el subsuelo como desde el techo del edificio. Aunque el peligro ha pasado, el shock y la tristeza por esta tragedia sin sentido persisten entre la población de Moscú y de toda Rusia.
En medio de la tragedia en el Crocus City Hall, ISIS (Estado Islámico de Irak y Siria) se adjudicó el ataque, convirtiéndolo en uno de los peores actos terroristas en Rusia en dos décadas. Este acto de violencia dejó al menos 143 muertos, según el balance provisional del Comité de Investigación de la Federación Rusa, aunque se teme que la cifra aún pueda aumentar.
El gobernador Andréi Vorobiov ordenó la creación de una unidad especial de trabajo, compuesta por efectivos del Escuadrón Especial de Respuesta Rápida de la Guardia Nacional y los antidisturbios, para controlar la situación. Además, bomberos, asistidos por dos helicópteros, y más de 70 ambulancias están trabajando en el lugar. El fuego, de gran complejidad, consumió cerca de un tercio del establecimiento.
El presidente Vladimir Putin calificó el atentado como un «acto terrorista salvaje». La defensora del pueblo, Tatiana Moskalkova, también lo calificó como un «ataque terrorista», mientras que el Ministerio de Asuntos Exteriores instó a la comunidad internacional a condenar el acto.
Las autoridades locales procedieron a la suspensión de todas las actividades masivas en Moscú y se extremaron las medidas de seguridad en los aeropuertos de la zona. Además, el Comité de la Federación Rusa abrió una causa penal bajo el artículo 205 sobre actos terroristas.